COLECCIONES:

El libro del reloj de arena

LOUIS-RENÉ DES FORÊTS 
Ostinato

ISBN: 978-84-95897-91-6
Año: 2014
Páginas: 172
Formato: 149 x 220 mm
Precio con IVA: 16  €

Libros del último hombre, 27

Traducción:
Hugo Savino

EL AUTOR Y SU LIBRO:

Louis-René des Forêts, nacido en 1918 y muerto casi con urgencia el 30 de diciembre de 2000 (como si no hubiera querido atravesar la frontera que le llevase a morir fuera del siglo XX), es uno de los más importantes escritores de ese mismo siglo. Maurice Blanchot, Edmond Jabès, Yves Bonnefoy, Pascal Quignard, entre otros, lo confirman. Su obra, secreta y minuciosa, que apenas pasa de los 10 títulos, culmina en Ostinato, libro escrito a lo largo de casi veinticinco años y que se publica en 1997 con la declaración expresa de que es literalmente inacabable.

Compuesto por una sucesión de fragmentos que podría ser interminable, el libro, Ostinato, sin embargo, encuentra en el motivo del ostinato el modo de retener un sentido a pesar de carecer expresamente de fin. Hay que recordar que el basso ostinato es un procedimiento de composición usado a partir del Renacimiento, consistente en la repetición de una fórmula rítmica inmutable, siempre presente en las múltiples variaciones temáticas de una pieza musical. El ostinato es la única esperanza de que la dispersión de los fragmentos que componen una pieza no la convierta en una batahola inaudible.

Con Ostinato, Louis-René des Forêts escribe una obra doblemente fragmentaria: fragmentos de escritura acerca también de fragmentos: de infancia, de literatura o de recuerdos, fragmentos de vida, fragmentos incluso de muerte (padre, madre, amigos, su propia hija, muerta ahogada en 1965 a los catorce años, cuyo fallecimiento, pudorosamente oculto, está presente en todo el libro como un motivo recurrente…), para convertirse finalmente en un auténtico fragmento de su propia muerte y del silencio tan afanosamente buscado detrás de todos las palabras empleadas.

Una obra de la que no se sabe si admirar más su extraordinario dominio del lenguaje, su extremada belleza o su compromiso sin concesiones con el silencio y la voluntad de su autor de borrarse en lo que, propiamente hablando, es una autobiografía sin yo (escasamente un «él» rodeado de formas no personales del verbo), la busca de una lengua: «Aquí sólo hay figuras azarosas, maneras de huella, líneas fugitivas de vida, falsos reflejos y signos dudosos que la lengua en busca de un hogar inscribió como de contrabando y desde afuera sin mostrar su valor ni profundizar su fondo, tallando en el cuerpo oscurecido de la memoria la parte más elemental —colores, olores, rumores—, todo lo que respira al aire libre en la verdad de una fábula y teme las profundidades. »

Porque si Louis-René des Forêts permanece fiel a su (son palabras de Pascal Quignard dedicadas a él) «voto de silencio», no lo es tanto hablando «para no decir nada», sino manteniendo vivo el lenguaje, en el que no cree y sobre el que no se hace ninguna ilusión, para conducirlo a su fracaso, convertido en una voz («una voz que viene de otra parte», según Maurice Blanchot) que abole sus palabras al mismo tiempo que ve que el silencio que lo acecha pierde tanto su razón de ser como lo que su nombre dice.

 


 

El gris plata de la mañana, la arquitectura de los árboles perdidos en el enjambre de sus hojas.
El recorrido del sol, su apogeo, su declinación triunfal.
La furia de las tempestades, la lluvia cálida que salta de piedra en piedra y perfuma las praderas.
La risa de los niños que se revuelcan sobre los almiares o que jugaban al caer la tarde alrededor de una vela sosteniendo durante mucho tiempo la palma de la mano sobre la llama.

[...]

Lois-René des Forêts
VOCES DE LA CRÍTICA:

Ostinato es una visión de la memoria. Louis-René des Forêts escribe solo, y sólo como Louis-René des Forets. Lleva su «ángulo de visión» en el oído. Ve con el oído en el paisaje del tiempo que atraviesa. De lo lejano que se presenta como prodigioso, y de las lecturas. No es un libro de decir sino de hacer. Le hace al lenguaje y nos transforma en la travesía de la trama de ínfimos detalles. Y como Anna Livia Plurabelle escribe «en hojas arrancadas y escondidas hechas un ovillo en el fondo de las medias.» De ese ovillo sale Ostinato, en un murmullo de frases que organizamos en la lectura recomenzada. En el bosque de la lengua se oye el timbre de una voz. Su voz única y las voces que deja traslucir. Hay una radicalidad de la anotación. Que es una incesante interrogación que deja todas las preguntas en suspenso y violenta la mitología de las respuestas del realismo. Hace de lo político algo indisociable de la ética: «Inexplicable irresponsabilidad de la ignorancia.» Libro de desobedien-cias. De exploración de fragmentos de verdades. Cada nota es una perla que ningún mar se tragará. Ostinato no quiere vencer al tiempo, lo transcurre de vestigio en vestigio, hurga en los paisajes desafectados, o en el «itinerario de una existencia», desacata la cronología, no es un poema de temas sino de motivos. De claroscuros a luminosidad. Lejos de la anécdota o la prosa narrativa, su sentido se hace y se deshace infinitamente en su lectura.

Hugo Savino

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