MAURICE BLANCHOT 
Tiempo después

precedido por
La eterna reiteración

 

ISBN: 84-95897-18-0
Año: 2003
Páginas: 80
Formato: 149 x 220 mm
Precio con IVA: 10  €

Libros del último hombre, 8

Traducción:
Rocío Martínez

EL AUTOR Y SU LIBRO:

Tiempo después, precedido por La eterna reiteración es un libro lleno de paradojas y paradójico él mismo. Esas paradojas comienzan desde su propio título (que alude a una posterioridad increíblemente posterior a todo, porque viene precedida ni más ni menos que por la «eterna reiteración») y van desplegándose a medida que el lector va entrando en los diferentes niveles de interpretación que el libro nos ofrece, para culminar en el hecho de que, en último término, el propio libro, extremando la paradoja de su existencia, acabará revolviéndose contra la ley del Libro —aunque, eso sí, tal vez sólo para confirmar, mediante su impotencia, su inalcanzable superioridad—.

En este libro se incluyen dos relatos, «El idilio» y «La última palabra», escritos por Maurice Blanchot en 1935 y 1936. Los acompaña un texto, «Tiempo después», que, a modo de postfacio, cargado con la sabiduría que da el conocimiento de lo que vino después de haber sido escritos, se encarga de explicar las circunstancias de su realización. Sabemos así que aquellos relatos no fueron escritos para ser publicados, y que sólo lo fueron mucho más tarde, en 1951, con el título de Le ressassement éternel. Título que, traducido aquí por «la eterna reiteración», sugiere aquello que, como una comida que no se acaba de digerir, repitiéndose, no cesa de volver una y otra vez, o también la machaconería de lo que, como una eterna matraca, se repite hasta la saciedad. Pero título en que aún más es cuestión del paso del tiempo —o de su imposible paso—, el cual, impugnado incluso por esos relatos, les permite convertirse en proféticos.

Sin embargo, y como si no pudieran cesar en su inminencia, les ha cabido a estos relatos ser objeto en 1983 de una nueva publicación, que los ha convertido en más lejanos, en más paradójicos y en más misteriosos. Esta vez se publican con el título de Après coup, précédé par Le ressassement éternel, donde, así retitulados, ahora es cuestión de una vuelta que ya se produce demasiado tarde, cuando ya todo ha pasado y todo el libro —con su texto en exergo: «Tiempo después»— se propone la imposible tarea de contar, como algo que ha ocurrido, el naufragio total que él contiene y del que él mismo no ha podido preservarse por medio de su escritura.

Por eso, en el momento de volver (tiempo después) hacia lo que en la forma de una palabra profética es anterior a su realización histórica, ya es demasiado tarde tanto para el autor, que definitivamente lejos de lo escrito no puede tenerse a sí mismo por tal, como para la historia nisma y su supuesta facultad de darle un sentido a lo anunciado. Demasiado tarde, incluso, para el relato mismo. Y en consecuencia todo quedará bañado en un misterio que se multiplica:

—El misterio de la última palabra, anunciada en el primer relato que escribe el autor y que le obliga a llegar a término precisamente en el momento de comenzar (o tal vez antes).
—El misterio de la extrañeza en que vive un extranjero, obligado a enfrentarse al idilio de una sociedad diseñada para la obtención de una felicidad exclusiva y excluyente.
—El misterio de un epílogo o postfacio que, al incorporarse tiempo después, se ve obligado a participar del tiempo paradójico del propio relato, llamado a excluirse de la obra (como exergo) desde el momento en que se propone formar parte de ella.
—El misterio, por fin, de un pequeño libro que, en la forma de la reiteración perpetua de su retorno, quiere contener ni más ni menos que la eternidad.

 


Dos relatos ["El idilio", "La última palabra"] ya antiguos, tan antiguos (cerca de cincuenta años ya) que no me es posible saber quién los escribió, cómo se escribieron, ni a qué exigencia desconocida debieron responder.

Maurice Blanchot

Hay en los libros de Maurice Blanchot un tono, una voz, una manera de rozarse con el mundo absolutamente únicos: nunca he leído nada así en ningún otro escritor.
Quien ha escuchado esta voz ya no puede olvidarla. Ella me habita desde hace más de veinte años: que se me deje agradecerle a Maurice Blanchot el haberme ofrecido esta música que ocupa un sitio tan fundamental en mi mundo interior. Sus libros son más que libros. Son propiamente hablando el combate de la conciencia misma.

Pauk Auster

La situación grave y ambigua de "El idilio", profecía de un povenir amenazante y efectivamente terrible, no puede traducirse en su "realización histórica". El conocimiento posterior no resuelve el enigma, o, en todo caso, se ve forzado a interrogar de nuevo la excentricidad del título.

Ana Pocca

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